Hoy es el 10 de marzo. Hace un año empecé un bello noviazgo con un hombre lindo y noble (no lo voy a nombrar por su privacidad) sino le voy a llamar J. Yo estaba en la República Dominicana estudiando español y me enamoré por la primera vez. Que inoportuno, ¿no? No. Fue una bendición muy grande porque J era mi mejor amigo. Yo estaba en un país diferente que el mío. Que bendición tener otro extranjero a mi lado (J es haitiano). J entendía como me sentía y juntos nos sentíamos menos solos.
Déjame empezar algunos meses atrás cuando llegué a la República Dominicana el 6 de enero. Los meses de enero y febrero no eran fáciles para mí. A los otros americanos les gustaba salir de noche a beber alcohol e ir al club. Como cristiana en un país latinoamericano yo sabía que la mayoridad de los cristianos dominicanos no saldría a hacer cosas así. Conozco a muchos amigos cristianos en los EEUU que beben alcohol pero en Latinoamérica muchos cristianos no lo beben para nada. Además no me interesaba el alcohol ni el baile de club. Eso no es mi estilo. Soy conservativa y tímida. A mí no me gusta ponerme en situaciones así. Me parece un poco peligroso, especialmente en un país que no es mío. Entonces, me sentía muy sola. La Doña Pura con quien yo vivía era una mujer cariñosa y amable pero muy ocupada con su trabajo en Compassion International como la Human Resources Manager. Le admiraba a ella tanto, pero me dejó en la casa sola mucho.
En este blog quiero reflexionar sobre mi experiencia viviendo en el extranjero pero también quiero reflexionar sobre mi vida ahora. Quiero escribir sobre como sobrevivo como una mujer soltera que ha mudado a vivir con sus padres de nuevo y se va a graduar en mayo. Además como voy buscando trabajo cada día, orando a Dios que me traiga un trabajo fijo que me guste. Más que nada quiero escribir sobre la presencia de Dios en mi vida. Jesucristo es mi mejor amigo. El era mi fortaleza durante los meses de soledad en la RD y ahora mismo también. Mi Dios es fiel y yo sé que El nunca me va a dejar. Le doy gracias a Dios por todo. Gracias, Señor por la habilidad de escribir en español y por los cuatro meses que pasé en la Republica Dominicana. Gracias por mis padres y su generosidad dejándome vivir con ellos. Te amo, mi Dios. Amén.
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